Si lo leemos semióticamente, el wamby vendría siendo un token del type completo: existe un modelo sociocultural denominado completo del cual son posibles una determinada serie de ocurrencias. En este sentido el wamby podría ubicarse en un nivel similar al del papapleto, el as o el especial tomate-mayo, con la salvedad de que la variación fundamental no se da en el relleno sino en el medio físico que sostiene a este. No se cambia la vienesa por papas fritas como en el papapleto o por carne como en el as, sino que se pasa del pan a las sopaipillas como medio de soporte del sándwich. Esta variación es en sí interesante ya que abre posibilidades de experimentación textual que lo hermanarían al completo en el sentido de la mezcla y variedad de ingredientes –wamby as o wamby vegano-sin-vienesa, por ejemplo- o de manera aún más radical de relectura de la comida rápida a nivel grotesco-vanguardista e incluso contracultural y de shock: la pizzapleto –base de pizza e ingredientes de completo- o la papapizza – base de papas fritas con ingredientes completo- u otras combinaciones que podrían ser aún más radicales.
Una variación nacida en Concepción –dicen que por un talquino que llego pidiendo wambys– es el sopaipleto que terminó masificándose por Chile sin llegar a tener la popularidad de otras fritangas icónicas que hoy se encuentran en los carros que pueblan las calles o en los locales de comida rápida. Las diferencias fundamentales entre un wamby y un sopaipleto están en el tamaño y en que no se puede hablar del sopaipleto como se habla del wamby debido la falta del carácter mítico asociado a este último. El sopaipleto parece más una invención posmoderna cercana al sushipleto, un esperpento nacido de mentes con demasiadas licencias creativas en cuanto a comida fusión más que a una variación con características legitimas del completo. El carácter mitológico más allá de su origen y la dificultad para llegar a una wambería, gravita precisamente en el tamaño del “sándwich” y en el desafío que representa comérselo. Como sucede con las chorrillanas, por ejemplo. O con esas hamburguesas monstruosas de varios pisos. La lectura de este no debe hacerse por ende solo al nivel tangible del wamby como preparación en sí, sino a través de los relatos asociados al mismo como parte de un rito determinado.
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